Muchas veces, los gestos y posturas que adoptamos sin pensarlo revelan más de nuestra personalidad de lo que quisiéramos admitir. El cuerpo, dicen los especialistas, tiene su propio lenguaje. Y uno de los gestos más reveladores, aunque parezca simple, es la forma en la que cruzamos las manos.

Este test, basado en observaciones de lenguaje corporal, asegura que el modo en que entrelazamos los dedos puede darnos pistas sobre cuán sinceros, asertivos o reservados somos. Se trata de un gesto cotidiano que cada persona hace de manera casi automática, pero que, según esta teoría, no es casual.

El test propone tres formas principales de cruzar los dedos y cada una está asociada a un tipo de personalidad diferente:

Pulgar derecho sobre el izquierdo (Mano 1)

Si, al cruzar las manos, el pulgar derecho queda encima del izquierdo, el test indica que se trata de una persona honesta y transparente. Quienes adoptan esta postura suelen decir lo que piensan con claridad, tienen una personalidad asertiva y no temen expresar su punto de vista.

Ambos pulgares alineados (Mano 2)

Cuando los dos pulgares quedan lado a lado, sin que uno se superponga al otro, se asocia con personas sinceras, pero que tienden a callarse lo que les molesta. Este perfil suele evitar el conflicto y guarda sus opiniones para no generar malestar, lo que a veces puede traerle problemas en sus relaciones.

Pulgar izquierdo sobre el derecho (Mano 3)

Si el pulgar izquierdo queda por encima del derecho, el test sugiere que la persona podría no ser muy confiable. Sin embargo, otras interpretaciones lo vinculan con individuos reservados, con cierto aire enigmático y una actitud más seria frente a los demás. Son personas que, por lo general, no se abren fácilmente.

Aunque estos resultados deben tomarse con cautela y no sustituyen un diagnóstico psicológico, sí pueden ofrecer una mirada divertida y reflexiva sobre nuestras formas de comunicarnos sin palabras. El lenguaje gestual, muchas veces involuntario, tiene un enorme peso en la percepción que los otros tienen de nosotros.

Así que la próxima vez que cruces las manos, prestá atención: ese gesto simple podría estar diciendo mucho más de vos de lo que pensás.